La semana pasada visité el Centro de Realidad Virtual que gedas junto con la Universidad Politécnica de Cataluña y el Hospital de la Vall d’Hebron tienen en Barcelona. Tienen dos sistemas de visualización immersiva. Una «Cave» que consiste en cuatro paneles de proyección simultanea y una «show room» que es un solo panel donde se visualizan dos proyectores estereoscópicos.
La variedad de situaciones que se pueden mostrar, puede ser tan amplia como queramos, por lo tanto podemos estar paseando por la ciudad de Cádiz ambientada en el siglo XVIII, tener al alcance de la mano la reconstrucción de un tac o incluso manipular el motor de un quad. Aplicaciones industriales, médicas e incluso sociales ¡Son tantas!
Evidentemente no al mismo nivel, pero de la realidad virtual que nos pueden proporcionar los videojuegos también podemos aprender cómo es la situación de un colectivo determinado. Según el País:
«Bordergames.org es una iniciativa de la Fiambrera Obrera en la que chavales magrebies crean un videojuego que tiene como escenario el madrileño barrio de Lavapiés. No hay intermediarios, los mismos chavales son los guionistas, los que deciden qué historias les interesa contar y los aspectos de su vida que quieren que sean vividos por los jugadores»
O utilizarlo con otros fines, tal y como hace el ejército de los Estados Unidos, según Baquia:
«el ejército estadounidense ha presentado dos juegos llamados «soldiers» y «operations» que ha desarrollado y que comenzará a distribuir en agosto de manera gratuita en un paquete denominado «America’s Army» con la intención de reclutar a los jóvenes estadounidenses»
No es la primera vez que hablo de la aplicación de los videojuegos y su aplicación en ámbitos tan varios como la comunicación política, la educación o el gobierno electrónico. Es un canal por el que se pueden emitir muchos mensajes y por el que se puede aprender mucho, no es cuestión de desaprovecharlo. Cualquier oportunidad es buena para poder acercarnos al ciudadano.
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Uno de los retos m�s importantes al que se enfrentan las democracias del siglo XXI es la participaci�n y la implicaci�n de la ciudadania en ‘la cosa p�blica’. El ocaso de los sistemas tradicionales de participaci�n mediante una sociedad civil organizada y los nuevos horizontes que abren las TIC son dos par�metros sobre los cuales podemos plantear el nuevo paradigma de la participaci�n ciudadana.
La realidad virtual nos permite m�ltiples posibilidades; por ejemplo en la organizaci�n del espacio p�blico. Estamos acostumbrados cada dia al surgimiento de plataformas de oposici�n a tal o cual infraestructura: una prisi�n, una carretera, un centro de metadona, una autopista, un centro de menores,… Mediante la realidad virtual pueden simularse estas situaciones para que la ciudadania -y los gobernantes que deben tomar las decisiones- puedan comprobar los efectos de una u otra decisi�n.
Tambien se pueden ofrecer distintas alternativas simuladas, distintas soluciones para un parque, una autovia o un centro cultural y que la gente, por e-voto, pueda apoyar tal o cual propuesta. Hay decisiones que no son de izquierdas o de derechas y la construcci�n de una ciudad, de un territorio, no tiene por qu� hacerse a gusto exclusivo de los gobernantes pudiendo construirse mediante sistemas sencillos de participaci�n que implican a la ciudadania en el resultado final.