Éste ha sido un fin de semana que hace tiempo que esperaba por varias razones. La celebración del cumpleaños de alguien muy querido en Donosti me iba a permitir volver a tan bonita ciudad y ver a unos cuantos amigos después de unos pocos años…
Hacía unos tres años desde la última vez que estuve. Y ya durante el camino de ida fui dejándome llevar por la imaginación de ser como un gnomo caminando bajo los grandes molinos que pueblan toda Navarra, que parecen que vayan a guiarte por un camino sin pérdida hasta Iruña… Llegar al valle de Leitzaran y contemplar el manto de nieve que habita en sus cumbres dándole un aspecto totalmente invernal, pero a su vez de una belleza inusual. Ya casi al final de la «mendiko autobia», justo a los pies de los montes que la bordean otra vez la nieve y a modo de despedida acabar pasando por Hernani y al final entrar por el tunel de Amara y llegar a Donosti, concretamente a Anoeta.
Ese estadio sede de la Real, que alberga en su interior las sedes de diferentes federaciones deportivas, como la de caza y pesca, fue lo primero que vi de nuevo en Donosti. De allí me dirigí a un sitio todavía en suelo del municipio de San Sebastián pero a escasos metros de Astigarraga y Hernani. Un tranquilo lugar donde me dieron alojamiento unos buenos amigos.
Ha sido muy agradable poder volver a verlos ya que hacía tiempo que yo no me dejaba caer por la Bella Easo, ha sido estupendo tomarme unos zuritos con ellos, ir de sidrería (sagardotegia) en Astigarraga, pasear por lo viejo y como no poder ver otra vez esa magnífica playa que es la concha, los cubos de Moneo iluminados tal cual un cuadro multicolor, esos vistosos y apetitosos pintxos que le tientan a uno por todas partes, a los donostiarras de pro con los cochecitos de niños estilo 1900 y las niñas de paseo con vestidos de tul y lazos de color pastel…
Cómo no las calles de lo viejo con su ambiente especial, esa mezcla de sitio lúdico, donde las cuadrillas recorren ese laberinto de sitios para el txikiteo, pero a su vez escenario de manifestaciones de expresión política y social. Un sitio dónde la convivencia de lo real y lo irreal es posible, un sitio dónde…
Un sitio que éste fin de semana ha acogido a todas las cuadrillas que se han disfrazado para celebrar el carnaval, pero que en su pleno corazón ha tenido a bien a acoger una celebración más íntima. Una celebración que ha tenido lugar en Gaztelubide, sociedad emblemática donostiarra. Una sociedad que es la que realiza la izada de la bandera el día de San Sebastián en la Plaza de la Constitución. Una sociedad famosa por su solera, buena cocina y sobre todo por sus buenas voces.
La calurosa acogida por parte de la sociedad Gaztelubide ha sido especial y calurosa haciéndonos pasar a todos un rato memorable. Nos han deleitado con un menú de lo más sabroso rematado con unos buenos pacharanes y como no podía ser de otra manera amenizado por canciones interpretadas por los miembros de la sociedad. Canciones en castellano, en euskera. Canciones alegres, de coro, solos. Canciones cantadas por los jóvenes y por los más mayores. Canciones que nos han hecho disfrutar, reir y sobre todo pasar un buen rato. Y en deferencia a los catalanes que allí nos encontrábamos una «cançó en català».
Pero lo mejor de todo la compañía
😉
Tags: donosti fin+de+semana celebración gaztelubide
Eskerrik asko por tu bienvenida. La verdad es que Donosti es una gran ciudad a la que le tengo mucho cariño. Siempre me han tratado estupendamente…
Agur,
Bienvenido a Donosti
He dado con tu blog gracias a uno de los enlaces que has puesto en este post 😀
Un abrazo