Bueno, lo primero que hizo Bill fue anunciar a todo el mundo y según dijo «en exclusiva» de la firma de un acuerdo de colaboración entre el IN3 y el OII. Nos recordó que a pesar que Oxford es una institución cuyos orígenes se encuentran en la edad media siempre ha sido pionera en incorporar nuevos avances, como lo fue en su momento con la imprenta. Así pues, la transformación se va haciendo, a mayor o menor velocidad, pero es un hecho. En estos momentos lo que más ha cambiado en poco tiempo ha sido la manera de comunicarnos. Hemos pasado de realizar una comunicación a distancia a través de carta a disponer de dispositivos con los que podemos incluso tener videoconferencias y cómo no, todas las herramientas que podemos encontrar en internet como la mensajería instantánea, el correo electrónico, listas de correo… Pero la clave de todo no es como nos comuniquemos, sino con quien.
La e-Governance hace rediseñar todas las políticas de cualquier acto de gobernabilidad electrónica, abarca muchas áreas como el e-Government, la e-Democracia, la presencia de la administración en la red, su uso y estructura. Para ello una de las cosas que hay que hacer es mapear la estructura electrónica de un gobierno, poder ver su dibujo actual para poder partir de un punto y ver en que se puede mejorar. Esta es el principal objetivo que tienen en el OII. Para ello utilizan diferentes herramientas como entrevistas, newsletters, estudios de caso, creación de una comunidad de expertos, encuestas, wikis.
Uno de los obstáculos que han detectado en sus investigaciones son de carácter económico. Muy importante también es la seguridad tanto por la desconfianza como muchas veces por la incompatibilidad legislativa con la aplicación de ciertas soluciones. Otra barrera es la falta de definición de unos derechos electrónicos básicos. Las condiciones cambian, el entorno está cambiando por tanto surgen nuevos derechos y deberes.
Otro bien conocido por todos es el que se deriva de los vicios adquiridos por las organizaciones, su resistencia al cambio, su coordinación vertical. Se tiene que conseguir más flexibilidad para poder adaptarse a las necesidades de la ciudadanía.
El escaparate del e-Government es su materialización en la web. La creación de páginas, portales, servicios a través de internet en la mayoría de ocasiones dejan fuera a un porcentaje importante de la población. Hay que tener en cuenta factores de interoperabilidad, accesibilidad, usabilidad, la cuestión del idioma… Y como no, que el acceso sea el adecuado, que las capacidades de los que han de usarlo sean suficientes y por último que realmente se le pierda el miedo y que empiece a considerarse de lo más normal.
Los hábitos de los ciudadanos están cambiando, ya es más alto el porcentaje de población que acude a Internet a buscar información sobre un determinado tema antes que a un libro. Aunque el usuario de Internet no está creciendo, pero si que se está notando que el sector que utiliza banda ancha para acceder a internet va creciendo rápidamente. Por lo tanto los servicios pueden ser mejores y más potentes. Tradicionalmente se asocia el uso a capas con más estudios y más capacidad económica, pero se está demostrando que a veces el no utilizar internet es más una opción, que esta vez si que se asocia directamente a la edad. Existe por lo tanto una barrera importante con la diferencia generacional. Tienen miedo por desconocimiento, por inseguridad. Con la experiencia se gana en confianza. Por lo tanto el romper las barreras es cuestión de tiempo.
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De tiempo y de buenas prácticas. Es de suma importancia no romper el corazón a los candidatos a adoptar esta innovación.