Son muchas las Administraciones Públicas que ya han hecho suyas la sencillez y la utilidad para poder poner en marcha un servicio electrónico. Y ya son muchas también las que están poniendo empeño en poder servir a la ciudadanía en cualquier lugar del territorio y no sólo eso, sino también que no esperan a que sea el ciudadano o ciudadana el que haga la petición para iniciar un trámite, son ellas las que de oficio lo inician.
Podemos decir, por lo tanto, que son cuatro los rasgos que una administración pública ha de tener en cuenta a la hora de poner en marcha un servicio público…
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Me parece muy acertada la lista que propones.
Sobre todo, considero dos características básicas la sencillez y la utilidad.
Si algo es útil y, además, sencillo de utilizar, seguro que tendrá éxito.
Lo de la ubicuidad está ligado a la red, de forma que normalmente los servicios electrónicos serán ubicuos.
La proactividad sería un plus, un paso más allá. Y, desde luego, la Administración electrónica facilita este paso.
Totalmente de acuerdo, hay que priorizar los servicios que aporten más utilidad y sean más sencillos de utilizar.
Un saludo, Carlos.