El estudio se centra en cuatro puntos fundamentales. En el por qué, el qué, el como refiriéndose al Benchmarking en si mismo. Y por último en como informar a partir de los datos obtenidos.
Pero ¿Qué es el Benchmarking? Según la Wikipedia:
proceso sistemático y continuo para evaluar los productos, servicios y procesos de trabajo de las organizaciones que son reconocidas como representantes de las mejores prácticas, con el propósito de realizar mejoras organizacionales
Por lo tanto nos tendremos que basar en «buenas prácticas», pero como ya hace un tiempo andamos discutiendo y sobre todo dándo la razón a Alberto e Iñaki, el verdadero proceso de aprendizaje positivo se tendría que realizar a partir de un banco de «malas prácticas». O más consecuentemente aprender de un proceso de Benchlearning tal y como indicaban en su momento.
Aprendemos mejor a partir de los errores cometidos que de aquello que se realizó correctamente. Es muy difícil establecer una hoja de ruta uniforme para todos los casos, el saber definir adecuadamente qué pasos dar en cada momento. Pero seguro que nos resultaría mucho más efectivo saber qué es lo que tenemos que evitar y que malas prácticas son las que pueden conducir al fracaso proyectos que en un principio tienen todos los números para ser exitosos.
En este sentido el mismo Dr. Heeks allá por el año 2004 ya elaboró una guía para proyectos de e-government en el que los factores de riesgo y las malas prácticas constituían un elemento importante a tener en cuenta (Achieving Success/Avoiding Failure in eGovernment Projects).
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¿Cuántas organizaciones públicas conocéis que practiquen un mínimo benchmarking de forma regular? Pocas, ¿verdad? El modelo de nuestras instituciones sigue, en general, muy alejado del de las learning organizations.
Simplemente, de las decenas de experiencias presentadas en Tecnimap, ¿cuántas han sido reutilizadas en otras organizaciones?