Hoy retomo el tema de la participación de la ciudadanía en las elecciones y las nuevas tecnologías. Por dos motivos principalmente.El primero gracias a conversaciones que tuve durante la jornada electoral con votantes e interventores. Conversaciones en las que se contemplaron diferentes posibilidades de voto electrónico. La utilización de una urna electrónica para tener un recuento inmediato y, por otro lado, si estuviera equipada con sistemas de reconocimiento biométrico y estuviera conectada a una base de datos central, supondría que una votante podría hacerlo desde cualquier punto en el que hubieran dichas urnas. No sólo en su colegio electoral y en su mesa.
Se habló que de esta manera quizá la gente votara más, ya que podría hacerlo desde múltiples sitios y sin tener que preocuparse de si lleva o no algún documento identificativo. Es bastante frecuente que aparezca algún votante con sólo una fotocopia del DNI o con el resguardo de la comisaría conforme le han robado la documentación. Por lo que al no poder identificarse adecuadamente no pueden realizar su voto.
También se habló de si los sistemas de seguridad actuales podrían permitir una votación de estas características. Por un lado se alegaba que es realmente difícil hacerlo con una seguridad del cien por cien. Pero por el otro se comentó que los bancos utilizan sistemas de seguridad efectivos para sus transacciones de banca electrónica. Y cuando hay problemas suelen ser más debidos al «phishing«, es decir robo de identidades mediante ingeniería social, que a casos de «crackers» que rompan sistemas de seguridad.
El otro motivo para retomar el tema de la participación y las nuevas tecnologías es el haber estado ojeando los materiales de la «Electronic Voting 2006 Conference«.
Podéis ver los videos, acceder a las presentaciones. Estoy seguro que a David Ríos de Democracia Electrónica y a Jordi Barrat y Josep Mª Reniu de «e-vote and e-democracy blog» este material será de su completo interés.
El caso es que entre los temas tratados podemos encontrar la seguridad, experiencias, como construir una plataforma confiable socialmente, urnas electrónicas o sistemas de voto on-line entre otros.
Pero ninguno de los temas tratados da solución a la desafección política que es la causante real de la abstención en las elecciones.
Se trabaja en proyectos para incrementar la participación mediante herramientas on-line y los ayuntamientos ponen en marcha mecanismos para conseguir una mayor implicación de la ciudadanía en la vida municipal.
Vamos que a través de la «política de proximidad» se intenta conseguir una «ciudadanía de implicación» pero el problema es un pez que se muerde la cola.
La falta de políticas sociales efectivas y la continua crisis del estado de bienestar junto con los casos de corrupción provocan la no-confianza en los políticos y en el sistema establecido. Aquí una de las razones de la existencia de los llamados liberales, ya que llegan a la conclusión del «búscate la vida».
Con este «bienestar individual» no se implica la ciudadanía y por lo tanto no se siente responsable de las políticas que se ponen en marcha.
Y el tema aún se agrava más cuando el problema de la inmigración es noticia casi a diario de los mass-media. Una inmigración que accede a una serie de recursos que los primeros que los ven peligrar son aquellos con más necesidad de ellos.
Quizá el sistema de representación y participación que tenemos no sea lo más adecuado para resolver el problema. Quizá las estructuras internas de los partidos políticos no sean el reflejo del sistema democrático en el que son protagonistas y representantes. Quizá el consumismo y la globalización nos hagan volvernos más egoístas y reducir día a día nuestro «capital social«.
Por eso creo que tenemos que volver a los mensajes de «todo cuenta», «tu participación es importante», «piensa en global, actúa en local» o «sin ti no podemos hacerlo».
El caso es que las nuevas tecnologías al facilitar que esa participación ciudadana pueda realizarse en cualquier momento y lugar, lo único que hace es que uno tenga menos excusas para implicarse.
Pero todavía nos quedan excusas ¿verdad?
participación, desafeccion, capital+social, e-vote, democracia, egoismo
En el trabajo «E-cognocracia: Nueva Sociedad, Nueva Democracia» (Moreno-Jiménez, José María,2006: Estudios de Economía Aplicada 24(1-2), 313-333) puedes ver la propuesta de un nuevo sistema democrátivo (democracia cognitiva) que combinando la democracia representativa y la democracia participativa persigue la e-implicación de los ciudadanos, en vez de la e-participación que reclaman los políticos. En ese mismo trabajo se presenta una propuesta de integración de la inmigración usando la e-cognocracia. Las características tecnológicas del sistema las puedes ver en la penúltima de las presentaciones incluida en la «Electronic Voting 2006 Conference» que citas en tu artículo.
¿Tú crees que el voto electrónico es igual a la desaparición de la democracia? Yo no pienso igual y por supuesto no puedo darte la razón en tu asimilación que si se implanta el PSOE gane todas las elecciones.
No le das ni una sola opción. Yo podría hacer la misma identificación con cualquier otro partido y quedarme tan ancho.
me dedico a la informática a nivel de comunicaciones a muy alto nivel y os puedo asegurar una cosa:
voto electronico = desaparicion de la democracia
donde haya un ordenador, hay posibilidad directa de fraude.
En mi opinión, si se impone el voto electronico el PSOE será elegido en todas las elecciones.
Comparto contigo mucho de lo que dices.
Soy partidaria de aprovechar al máximo los avances de la tecnología para dar participación a más gente y hacérsela más fácil y cómoda. pero, al mismo tiempo, existen dudas y sombras, basta para ello recordar el caso americano de voto electrónico. por ello, en Euskadi en las últimas elecciones reculamos y no echamos adelante con el proyecto. Un saludo, Idoia Mendia
Muy interesante, Carlos.
Por mi parte, no creo que los políticos consigan que los ciudadanos deseemos participar en los asuntos que ellos proponen. Las personas ya participamos en lo que nos interesa. El movimiento debería ser el contrario: abrir los oídos a las conversaciones que ya existen y entrar a participar en ellas como uno más.