Te pago un extra si no faltas demasiado. Y eso es lo que se hace en determinadas Administraciones Públicas con sus trabajadores para combatir el absentismo laboral. Se ha escogido como remedio la incentivación económica por hacer lo que tienen que hacer.
Hace ya unos días que me viene dando vueltas a la cabeza este tema y el detonante ha sido un post de Merce sobre el ayuntamiento de Jerez originado a raíz de la noticia publicada en La Voz Digital:
Especialmente llamativo es el hecho de que los empleados municipales que no falten al trabajo (es decir, que cumplan con su obligación como el resto de ciudadanos) cobrarán un plus de asistencia de 180 euros cada trimestre, algo que irá aumentando progresivamente en los años de vigencia del convenio hasta llegar a los 370 euros trimestrales en 2011. Se trata de una prima para combatir el absentismo, que premia de este modo a la plantilla del Ayuntamiento cuya baja no supere los tres días, mientras que quienes falten entre tres y seis días percibirán el 50% de dicho plus.
Aunque no es un caso aislado y podemos encontrar otros ejemplos como el que se refleja el convenio 2007-2009 del Ayuntamiento de Pajara en Las Palmas:
Para el devengo del derecho al cobro de este plus, que premia la efectiva asistencia al puesto de trabajo, será necesaria la efectiva asistencia a éste. De tal modo que, en caso de absentismo, justificado o no, o del uso de licencias o permisos retribuidos o no, se descontará el 50% del mismo por cada día de no asistencia al trabajo. A excepción de los días de asuntos particulares y aquellos que sean de recuperación horaria, que no computarán a efectos de los descuentos estipulados anteriormente. Dicho plus tampoco se abonará al funcionario durante el mes de disfrute de sus vacaciones; en el caso de dividirse éstas en dos quincenas, se abonará la parte proporcional del mencionado plus.
Nos encontramos con planteamientos parecidos en el Ayuntamiento de Burgos donde según el Diario de Burgos:
El área de Personal destaca que, en las condiciones actuales, todos los funcionarios del Ayuntamiento cobran el plus de productividad (una paga dividida en doce mensualidades) «tanto si van a trabajar como si no van porque están de baja». La propuesta de premiar económicamente la productividad también afectaría, siempre que prospere el planteamiento, «a los permisos que tienen habilitados», pero nunca al resto de derechos o complementos retributivos que tengan reconocidos.
O según Las Provincias en el Ayuntamiento de Dénia:
Si un trabajador se ausenta durante 18 días en un año no tendrá derecho al complemento de productividad.
Todo esto para combatir el absentismo laboral en la Administración Pública que puede llegar a extremos como el de Marbella con un 30% en algunas áreas o el de la comunidad de Madrid donde según noticia publicada en el País:
Hay días en los que la cuarta parte de los trabajadores de nuestros empleados está de baja», admitió López en la Asamblea. «Tal vez sea un problema de todos: de los jefes que no saben organizar, de los trabajadores que no están motivados, de las condiciones de trabajo, etcétera. Pero esto no se puede soportar. Al contribuyente no se le puede decir que, en algunos casos, el 25% de la plantilla está de baja, porque para ello no existe ninguna razón sanitaria ni lógica.
Los comentarios que se pueden leer en el post de Merce o los originados en el hilo de meneame son bastante claros al respecto. Desde luego son medidas que puedan ser populares dentro del colectivo de trabajadores públicos pero que se ven como una falta de respeto hacia el resto de trabajadores por parte de muchos.
Desde mi punto de vista no es un tema de derechos, ni de mejora de las condiciones de trabajo. El problema es que tener que establecer unos objetivos de productividad para cobrar esa paga como se hace en la privada se hace realmente difícil en la Administración Pública por un tema de subjetividad ya que quien tiene que valorar si se han cumplido o no esos objetivos fijados es el responsable directo.
Vamos, no se si es que es tan difícil actuar de otra manera. Actuar como se hace en la empresa privada donde si no vas a trabajar te descuentan la parte proporcional.
El caso es que si leemos el estatuto básico del empleado público si que veo que se podrían clasificar este tipo de retribuciones dentro del artículo 24 sobre retribuciones complementarias en su punto c):
El grado de interés, iniciativa o esfuerzo con que el funcionario desempeña su trabajo y el rendimiento o resultados obtenidos.
Pero un poco más adelante me encuentro con el artículo 30 sobre deducción de retribuciones, y en su punto 1:
Sin perjuicio de la sanción disciplinaria que pueda corresponder, la parte de jornada no realizada dará lugar a la deducción proporcional de haberes, que no tendrá carácter sancionador.
Por que faltar al trabajo o sencillamente no realizar lo que tiene encomendado es una falta disciplinaria grave tal como recoge el artículo 95 en su punto c:
El abandono del servicio, así como no hacerse cargo voluntariamente de las tareas o funciones que tienen encomendadas.
En el punto g:
El notorio incumplimiento de las funciones esenciales inherentes al puesto de trabajo o funciones encomendadas.
Soy el primero que defiende que la Administración Pública tiene que ser la mejor empresa que haya, la que tiene que dar ejemplo en cuestión de derechos a sus trabajadores para poder tener a los mejores. Que menos que los más capacitados sean los que trabajen por gestionar los asuntos de toda la ciudadanía.
Soy consciente que tenemos buenos profesionales en la Administración Pública y conozco a muchos. También soy consciente que la gestión del personal no es la más adecuada en muchas ocasiones.
Pero también soy partidario que a esos derechos ofrecidos tiene que haber toda una serie de deberes a cumplir. A cumplirlos con diligencia y sobre todo a no aprovecharse de una serie de ventajas que entre todos y todas se les están dando.
a tener en cuenta RT @carlosguadian: Que lo lean quienes se preocupan por el absentismo… http://bit.ly/fzqM7Y
Este comentario fue originalmente publicado en Twitter
Creo que una buena parte de la indolencia del funcionario puede combatirse por el ciudadano mediante el conocimiento y el ejercicio de sus derechos. Lo explicaré con una breve historia.
Cuando compré mi último coche entregué el viejo como parte de pago, y exigí al concesionario que me diera los papeles de la transferencia. Con estos documentos me dirigí al Ayuntamiento para solicitar que me dieran de baja en el padrón del impuesto de circulación, ya que por experiencias enteriores los recibos de coches que ya no eran míos seguían viniendo a mi nombre.
Tras guardar la cola de rigor y llegar a ventanilla expliqué al funcionario el trámite que deseaba realizar y le entregué los papeles. Tras mi exposición se produjo un silencio que no comprendí, y lo que pasaba es que el señor de la ventanilla estaba esperando a que yo me marchara. Pasados bastantes segundos me dijo:
– Yo me quedo con los papeles y la baja la daré más tarde cuando cierre la ventanilla -.
Le contesté.
– En ese caso deme un documento que acredite que yo he realizado esta gestión, de modo que si en el próximo padrón de IVTM viene el vehículo a mi nombre yo pueda reclamar que por mi parte hice las gestiones oportunas -.
Aquello no pareció gustarle al funcionario, porque me dijo:
– Si usted quiere un justificante de haber entregado estos documentos entonces debe dirigirse al Registro General -.
Me molestaron tanto sus palabras que le contesté.
– Deme mis documentos que voy a ir al Registro a presentarlos, y también presentaré otro documento en relación con el servicio de gestión tributaria -.
Cogí los papeles, me di la vuelta y cuando estaba cerca de la puerta el funcionario sacó la cabeza de la ventanilla y me dijo en voz alta.
– Que sepa usted que si lo presenta por el Registro el trámite durará por lo menos tres meses más -.
Indignado me volví y le dije en tono de cabreo que se identificara. No quiso hacerlo y tuve que recordarle que la Ley 30/92 de Procedimiento Administrativo le obliga a ello. Y añadí que llamara al Jefe del Servicio el cual dilucidaría si su actuación era la correcta, me refiero a la de cumplir un trámite como ciudadano y no poder llevarme un justificante de la gestión.
Ni que decir tiene que de inmediato el funcionario me dio de baja del padrón de IVTM y me llevé sendos documentos acreditativos.
Creo que la historia es bastante ejemplificante. Si ante un funcionario indolente le hacemos ver que conocemos nuestros derechos y sobre todo «sus obligaciones», estos se coartan un poco. Y si entre esas obligaciones que tiene le recordamos su deber de identificarse ante los ciudadanos, entonces su actitud cambia.
No se trata de agobiar ni atacar a los funcionarios, sino simplemente hacerles ver que conocemos la forma en que debería funcionar la Administración y la forma en que debemos ser atendidos.
Morgana… creo que la mala fama de las administraciones públicas no lo es tanto. Al menos no la considero peor que la de las telefónicas, los bancos, las grandes superficies o los seleccionadores de fútbol (veremos cuanto le dura el crédito a Aragonés)
Estoy contigo en que noticias como las que ha generado este hilo (y que proviene como bien apuntas, del estamento político) son de las que mayor incidencia tienen en la opinión pública .
A este respecto, y permítete quebrar una lanza por los funcionarios, puedo asegurarte que en general me he sentido mucho mejor tratado en la Seguridad Social, el Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès o en Hacienda (en Sant Cugat del Vallès) que en, por ejemplo, Media Markt de Sant Cugat (a lo largo de la primera mitad de este mes) o Vodafone (media docena de instancias la última semana, tan sólo reconocer el buen hacer de la gente de TDC 2000 en Cerdanyola)
Lo que sucede es que la obligación del trabajador es trabajar, si, pero la obligación de la administración es, por un lado «pgar», y por otro cumplir con las leyes, o reglas de juego, y no solo desde un punto de vista formal, sino también en espiritu: cuando sistematicamente se trampea la constitución (aquello del mérito y la capacidad en la provisión de puestos por ejemplo), la otra parte se siente legiimizada para incumplir con su parte.
Cada vez estoy más convencida que la mala fama de los funcionarios está alentada por los cargos políticos: cuestionando a los funcionarios no se les cuestiona a ellos. Que cuando hacen mal su trabajo e incumplen con sus obligaciones, que ocurre a menudo, la culpa recae sobre los funcionarios y ellos salen indemnes…Vamos, que somos una cortina de humo que esconde demasiadas irregularidades, demasiado servicio a intereses particulares y no de la ciudadania, demasiada incompetencia, etc.
Perdonad que insista 😀
Creo en la incentivación y creo que forma parte de los derechos de los trabajadores.
Pero aquí creo que el tema son las obligaciones: si no vienes a trabajar, no hace falta que vuelvas. Son las reglas mínimas del juego. No vale romper la baraja unilateralmente. A eso se le llama chantaje.
Efectivamente, si algo funciona mal, eso son las medidas coercitivas.
Las medidas que deben tomarse, de tipo positivo, son las que garanticen el «premio» al trabajjo realizado. Y por supuesto, no son los sobres ni los pluses de puntualidad las medidas a las que me refiero, sino a aquellas que garanticen la promoción: trabajo bien para que se me reconozca en forma de carrera profesional. Pero en la Administración hay muy poca carrera, y la poca que hay se logra a base, no de trabajo, sino de amiguismo. ¿para que trabajar bien si el que se lleva la promoción es el que menos se lo merece?
La arbitrariedad, la discrecionalidad y la injusticia campan a sus anchas. Cambia eso y podrás incentivar el trabajo.
Mi apreciado Carlos, si hay algo que funciona peor que esas medidas supuestamente «incentivadoras» son precisamente las coercitivas.
Antes de nada tengo que subrayar que mi experiencia laboral en la administración pública ha sido (además de hace muchos años) en otro país muy diferente a España, por lo que desconozco los mecanismos por los cuales los «Jefes» (la clave de todo el asunto) son seleccionados y formados en las AAPP españolas. Dicho esto, me permito exponer mi punto.
Cualquier organización, pública o privada, necesita jefes que:
.- Conozcan con suficiente profundidad el trabajo de su área de responsabilidad (la necesaria no sólo para organizar adecuadamente su equipo sino para obtener el respeto profesional del mismo)
.- Se «pongan al frente» en los casos de incidencias o excepciones que se alejen del normal funcionamiento
.- Sepan orientar profesionalmente a sus colaboradores/subordinados, reconociendo sus aciertos y corrigiendo sus errores (ambas cosas de forma objetiva, clara y directa)
.- Sean ejemplo de dedicación (en su justo término, no se trata de demostrar sacrificios), profesionalidad y -como no- ética
-. Fomenten el espíritu de camaradería entre iguales… todos se han de sentir en libertad de pedir ayuda cuando la necesiten y con la voluntad activa de ayudar a quien lo necesite
Logrado esto lo demás es asegurar que los empleados o funcionarios hayan sido adecuadamente seleccionados (lo cual creo que no se hace nada mal en nuestras AAPP) recibido la formación necesaria para realizar adecuadamente sus labores (lo que tampoco pongo en duda). La gente en general quiere hacer su trabajo, hacerlo bien y sentirse orgullosa y reconocida de su aportación al bien común. Sólo cuando la percepción del propio trabajo deja de aportarnos esa dimensión vital es que comenzamos a plantearnos el trabajo como UNICAMENTE una forma de obtener el dinero que necesitamos.
Y antes que nadie me lo eche en cara. No he puesto entre las características de los «jefes» ni la de motivar a sus subordinados ni la del liderazgo. Estas son condiciones derivadas de lo que he comentado y, desde mi punto de vista, no pueden buscarse «per se», pues no se encontrarán.
Para despedirme he de ofreceros a todos -y muy especialmente a Carlos- mis disculpas por lo excesivamente largo de este comentario. Los que me conocen -¿verdad Carlos? ;)- saben que la verborrea es un vicio del que no me puedo substraer.
@tod@s; entonces si estas medidas «incentivadoras» no funcionan, se tendrían que comenzar a aplicar medidas «sancionadoras»???
Sobre la motivación y la incentivación, creo que mezclamos churras con merinas, porque aquí hay dos cuestiones bien distintas.
La primera, y estoy de acuerdo con Ramón Campo, es la motivación, y lo que se pueda hacer para que a uno le motive ir a trabajar y, sobre todo, a hacer bien el trabajo, a estar satisfecho con lo que hace, a ser más eficaz y eficiente, etc.
La segunda, y la perdemos de vista, es el contrato que se establece entre dos partes: una tiene la obligación de pagarte por ir a trabajar; la otra tiene la obligación de ir a trabajar. El que no va a trabajar, porque no se siente motivado, tiene dos opciones: romper el contrato, y buscarse otro empleo; o incumplir el contrato, e incurrir en el riesgo que este sea cesado por razones objetivas y totalmente legales.
El problema es que no nos atrevemos a hacer cumplir los contratos y lo que en ellos está pactado, y utilizamos, como decía Ramón, herramientas que estaban diseñadas para otros menesteres para no utilizar la que está ya inventada: el expediente disciplinario o, en el límite, el despido.
Y que esto suceda con el dinero de un accionista, es su problema. Si los «accionistas» somos todos, la cosa cambia.
Y, vamos a recordarlo, esto no tiene nada que ver con los derechos de los trabajadores, sino con las obligaciones de estos para quien les paga el sueldo.
Conozco bien el tema porque yo mismo cobro un plus de asistencia y otro de productividad. Se pusiero para luchar contra el absentismo y no han servido absolutamente para nada. Por otra parte, es injusto que si uno se pone enfermo (de verdad) le penalicen doble: en su salud y en su cartera. Exactamente igual como si fuera una falta injustificada al trabajo
Carlos,
«Con más dinero no puedes motivar pero sin dinero si puedes desmotivar»
Esta máxima de los RRHH, reparafraseada de mil y una maneras, la he oído un monton de veces… y creo firmemente en ella.
Si el problema es de ausentismo laboral, la base del mismo no hay que buscarla en el sueldo. En todo caso, si el sueldo no fuera adecuado, lo que veríamos sería elevados niveles de rotación.
Lo que se necesita es que los funcionarios en cuestión obtengan la motivación moral necesaria para obtener la satisfacción del trabajo bien realizado. Sin eso, podrá aumentarse el tiempo que pasan en los despachos, pero en muy poco el trabajo efectivo realizado.
Resumiendo, la medida -completamente legal por otro lado- no sólo resulta de dudosa ética sino que se demostrará, con el paso del tiempo, como totalmente inútil.
Comento, no comento, comento no comento…
Lo voy a dejar para más tarde por si las moscas, que me coges en caliente..
@Mitinman: el miedo de los sindicatos a la arbitrariedad está, desgraciadamente, más que justificado(yo a los sindicatos es que ni les veo… seguro que existen?). Algunos políticos de hoy en día añoran los tiempos aquellos del franquismo en los que el jefe generosamente premiaba a sus empleados mas queridos con sobres entregados por debajo de la mesa… Y lo que en la administración es la excepción es justamente la justicia o la ausencia de arbitrariedad. Permite que los politicos decidan como, cuanto y a quien pagar y ni te cuento….
En otro orden de cosas, el complemento de productividad es una absoluta canallada desde el punto de vista de derechos sociales. Por suerte no suele representar mas del 10%-20% del salario, Los progresistas politicos del psoe gobernantes actualmente tenian/tienen en mente aumentar este porcentaje. Pero… he ahi el horror… el complemento de productividad deja de cobrarse despues de 6 meses de estar de baja… Luego… una persona con cancer, por ejemplo, y cuento esto porque he visto ese caso un par de veces, que necesita MAS QUE NUNCA el suelo para atencion domestica, etc… pasa a ver reducido su salario en un 5-10% solo por el concepto de productividad. Pero… si este concepto aumentara al 30-40% como se ha hablado, mas te vale, si agarras una enfermedad asi, ir con una pistola donde el subsecretario y que te termine antes de encontrarte sin medios para pagar el alquiler, o a alguien que te pueda preparar la comida y atender mientras te dan los vomitos de la quimioterapia. Cuidado con esas cosas que parecen muy justas, pero esconden terribles trampas (arbitrariedades incontroladas) y tragedias en caso de erfemdad.
Aunque visto así, desde el enfoque de que el administrado paga el sueldo del funcionario, cualquier «incentivo» toma automáticamente el carácter de doble coste para aquél, en realidad este tipo de remuneraciones no son muy distintas al «plus por asistencia y puntualidad» que se fija en muchas empresas privadas (basta con echar un vistazo a los convenios colectivos que lo incluyen).
En cuanto al carácter de posible negligencia o dejadez de funciones, no hay que olvidar que lo que suele considerar este tipo de incentivos no son faltas de asistencia indiscriminadas, sino que suelen basarse, hasta donde yo conozco, en faltas justificadas a las que se tiene derecho (v.gr., una falta por estar enfermo nunca puede considerarse falta disciplinaria, sin embargo, se considera como tal a efectos de la posible deducción del incentivo).
Estos incentivos, no deberían confundirse, en mi opinión, con otros que sí que tienen por objeto primar la productividad (estos darían mucho más juego para hablar, pero creo que no es este el caso). En realidad, con estos incentivos que están aflorando por multitud de Administraciones, lo que se está consiguiendo es incrementar las retribuciones de los empleados públicos (que no olvidemos que han estado congeladas durante mucho tiempo, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo), pero vinculándolas al cumplimiento de determinadas condiciones.
Como se cita en el artículo, herramientas jurídicas hay. El problema es que tiene que haber voluntad de aplicarlas.
Los cargos políticos tienen que pensar en que son gestores y no busca-votos, por no decir, abrazafarolas.
La mayoría de los empleados públicos verían con buenos ojos un sistema de promoción y retribución basado en el desempeño. Los sindicatos nunca han apoyado en estas cuestiones pues tiene miedo a la arbitrariedad.
@Morgana: Pues sí, creo que que la culpa es de los responsables de RRHH pero como ya dije dependiendo de que sitios los sindicatos utilizan métodos poco lícitos en la negociación como ataques continuos y utilización de calificativos nada deseables para nadie. Pero como dice @Rafa Chamorro lo que hace falta es voluntad política para solventar este y otros muchos problemas ya que está pagando todo un colectivo por el mal hacer de unos cuantos.
Estoy de acuerdo y además eso en la AGE no sucede: el complemento de productividad se concede si trabajas en horario partido, mucha gente quiere renunciar a el (un nivel 28, puede tener un complemento de productividad mensual bruta de 500-600 euros o bastante menos. Sin ellos las retenciones fiscales pueden caer un 2% sobre el total del sueldo. el resultado es que renunciar e la productividad es ver menguados los ingresos en 300-350 euros mensuales. Como además la productividad te obliga a comer 4 días a la semana fuera de casa…(8 euros, tirando por lo bajo, de menu *20 dias al mes….160 euros. Total que comes mal, trabajas mañana y tarde por…150, como mucho 200 euros mas al mes. Y estoy hablando de un grupo A nivel 28. A un grupo C nivel 20 con una productividad bruta de igual 300 euros como mucho, no le compensa para nada. Bueno esto era para aclarar un poco lo que es lo de la productividad…
En cualquier caso estoy convencida de que la desidia de los funcionarios que no pegan ni chapa es responsabilidad directa de los jefes que tienen o han tenido. Y a esos o a los responsables de recursos humanos, que tienen tanta idea de gestionar personal como yo de futbol (solo se que se juega en calzoncillos y consiste en dar patadas a un balon) nadie les sanciona ni les castiga por hacer mal su trabajo. Que lo hacen, en general, MUY MAL.
Carlos, en este tema en cualquier caso se ha avanzado algo. Cuando entré en la Administración el Convenio de Laborales del INEM comentaba que era falta leve la falta de un día o dos sin justificación al mes. No creo que esté ya eso en ningún convenio. O puede que sí, nunca se sabe.
En este tema, como en la mayoría de los relacionados con la Administraciones Públicas falta voluntad poítica de reforma de verdad, no sólo de cara a la galería. Y hace falta ganas auténticas de cambiar la Administración.
Y recordar que por supuesto los funcionarios también pagamos impuestos, y nos duele como al que más el mal uso de los mismos.
@ismael: Mira no había caído en eso, que al fin y al cabo estamos pagando dos veces por el mismo servicio…
Hola Carlos,
Dices «son medidas que puedan ser populares dentro del colectivo de trabajadores públicos pero que se ven como una falta de respeto hacia el resto de trabajadores por parte de muchos».
No nos equivoquemos: a mí estas medidas no me repatean como trabajador que no tiene esas «ventajas», sino como contribuyente que acaba pagando dos veces el mismo servicio: primero, para pagar el sueldo del funcionario; después, para pagarle los extras.
Me parece de juzgado de guardia.
Post en K-Government Absentismo en la AAPP y las pagas de productividad http://twurl.nl/gnzdvg
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