El libro de los test

La sombra de una oposición planea sobre la empresa pública en la que trabajo, y cuando esto ocurre los nervios afloran, los ánimos se exaltan y la rumorología se convierten en ciencia exacta. Es lógico, porque las plazas interinas salen a oferta pública de empleo y los que actualmente las ocupan de forma temporal ven peligrar su puesto de trabajo.

Uno de los rumores que más está dando que hablar es el retraso en la publicación de un libro de test sobre los temas generales el cual facilitará el estudio a los opositores. ¿A todos los opositores? Bueno, en principio sí porque todos los ciudadanos podrán tener acceso a comprar el libro. Sin embargo en este asunto hay algo que no está del todo claro.

Ocurre que de manera informal, es decir, “de boquilla”, la empresa se ha comprometido a que las preguntas del examen saldrán todas de ese libro. Y en mi opinión eso beneficia a los que actualmente ocupan esas plazas, dándole una gran ventaja sobre los que están fuera a pesar de que la Constitución les garantiza el principio de igualdad.

Para explicar en qué consiste el beneficio utilizaré como ejemplo la oferta de empleo a la que hace años me presenté y afortunadamente conseguí superar. Yo me tomé en serio aquellas oposiciones y por eso me dediqué a fondo a estudiar los temas generales, es decir, los jurídicos, ya que mi perfil es la de informático y los temas que versan sobre legislación son los que más me cuesta comprender, estudiar y memorizar.

Desde un año y medio antes de publicarse la convocatoria me matriculé en una academia especializada en oposiciones, me compré libros sobre la materia, estudie la Constitución, la Ley de procedimiento Administrativo, el Estatuto de los funcionarios, la Ley de bases de régimen local, el texto refundido… y así hasta una larga lista de extensas y áridas leyes y textos legislativos. Los estudié con detalle porque el examen sería del tipo test y en ellos una simple coma cambiada de sitio podía convertir una respuesta aparentemente correcta en un fallo garrafal que además restaba puntos.

En paralelo estudiaba los temas específicos de la plaza a la que me presentaba, pero mis mayores miedos se centraban en los temas generales por ser los menos familiares para mí, y por tanto los estudiaba con más ahínco.

Fue un año y medio muy duro en los que compaginaba el trabajo, mis otros estudios universitarios y las oposiciones, restándole tiempo a mi familia (ya tenía dos hijos pequeños).

Pero cual fue mi sorpresa cuando dos meses antes del examen el organismo publicó un libro de test como el arriba mencionado. Constaba de 400 preguntas tipo test con sus respuestas. Y existía un compromiso tácito de que del libro saldrían las preguntas del examen.

El libro en cuestión se convirtió en un éxito de ventas local, un auténtico best-seller. Multitud de aspirantes lo compraron y en pocos días de estudio consiguieron garantizarse la máxima nota en la prueba de los temas generales. Para responder bien no era necesario leerse la legislación, ni siquiera hacía falta comprender la pregunta, bastaba con aplicar reglas nemotécnicas que ayudaran a recordar cuál de las cuatro respuestas era la correcta. Con esa forma de estudio es lógico pensar que aprobar ese examen no garantizaba el conocimiento del marco normativo que un funcionario debe conocer.

De poco me sirvió el año y medio de estudio concienzudo, ni los gastos de academia y de libros, ni la desatención a la que sometí a mi familia. Al final todos llegamos al examen con el mismo nivel de conocimientos.

Cuando se publicaron las notas, las calificaciones fueron extremas: por una parte aquellos que habían estudiado el libro de test sacaron notas altísimas, casi todos entre el 9,5 y el 10. En el otro extremo notas muy bajas de los que iban al examen sin haber estudiado por ver si “sonaba la flauta”.

Entre aquellos que sacaron la nota máxima se encontraban los interinos que ocupaban las plazas en oferta, pero también opositores ajenos a esa Administración. Llegado este punto pudiera parecer que la publicación del libro de test era una forma de aplicar el principio de igualdad en el acceso a la función pública, ya que se demostraba que todos los que lo habían estudiado sacaban puntuaciones similares.

Pero la realidad era otra. Porque una vez realizada la fase de oposición vino la fase de concurso, en la que se valora y puntúa, entre otros, el tiempo trabajado en la Administración, especialmente en plazas similares a las ofertadas. Es obvio decir que en esta fase “los que ya estaban dentro” sacaron las puntuaciones máximas, y “los de fuera” apenas si tenían algunas décimas, lo que los dejaba sin posibilidades de ocupar ninguna plaza a pesar de las magníficas puntuaciones obtenidas en el examen.

Y además sin posibilidad de protestar ya que el procedimiento había sido completamente legal ya que el libro de test se había puesto a disposición de todos los ciudadanos.

Y es que con frecuencia la legalidad y la honestidad no van de la mano.

7 comentarios en «El libro de los test»

  1. Tal como se presenta el tema, habrá que aconsejar a los miles de opositores que dejen de preparar oposiciones y concentren sus energías en conseguir un puesto de interino ya que lo demás bien «de la mano»…
    Llego 4 años en la administración y he visto como –rellenan- los puestos de auxiliares a base de parados a los que el único requisito que se le mide es la antigüedad, después simplemente se mira su curriculum y se supone adecuado para el puesto cuando cumple con unos estudios mínimos. También existen, en algunos casos las famosas listas a las que uno se puede apuntar y simplemente esperar a que llegue su turno.
    Mi intención no es la de criticar la mala suerte de los parados de larga duración, pero todos sabemos que hoy en día alguien que realmente quiere encontrar trabajo no se queda esperando a que lo llamen de la Oficina de Empleo donde se inscribió y cuando uno acumula años/antigüedad en el desempleo suele deberse a –muchos motivos-
    He visto durante el poco tiempo que llevo en la administración, convertirse en funcionarios a interinos que nunca “se esforzaron demasiado” por conseguirlo y lo que es peor hasta se jactan de ello.

    En mi modesta opinión un interino (de los mencionados anteriormente) con 10 años de antigüedad es una persona a la que le ha tocado la lotería durante 10 años seguidos y …… ya es hora de que le toque a otro también!………

    Rosa

  2. La publicación de textos por el Organismo ayuda por igual a todos los aspirantes, siempre y cuando aquellos que no sean interinos tengan facilidad para poder adquirirlos. Otra cuestión distinta es el compromiso de la Administración en respetar las preguntas del examen al texto publicado cuando ésta cuestión excede de su competencia. No he tenido ocasión de leer las bases de la convocatoria pero el único competente para determinar el contenido de una prueba es el Tribunal, que respetando las bases tiene libertad para disponer la prueba que considere oportuna y recuerdo que en los no todos los miembros de los Tribunales pertenecen a la Administración convocante, suele estar presente un miembro de la Comunidad Autónoma.

    En cuanto a la prueba práctica, la preparación académica y profesional del aspirante tiene mucho que decir en este asunto puesto que versará sobre algunas de las cuestiones relacionadas con las tareas habituales de los interinos. El EBEP insiste mucho en este asunto «ART. 61 Las pruebas podrán consistir en la comprobación de los conocimientos y la capacidad analítica de los aspirantes…»

    El legislador no es tonto y suele hacer las cosas bien, o al menos casi bien, es en la interpretación donde se suelen cometer los excesos.

    Dejo para la reflexión el derecho de todos a presentarse a una Oferta en igualdad de condiciones y aquellos otros que superando un proceso selectivo para ser interinos llevan 10, 15 o 20 años esperando que la Administración convoque su plaza para volver a demostrar que reunen los requisitos para ser funcionarios públicos. La Administración en este caso tendrá que asumir su culpa y crear procesos de consolidación de efectivos.

    1. @galant,

      Estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices excepto en lo de que los interinos tienen que volver a demostrar que reunen los requisitos, ya que lo más frecuente es que los interinos no hayan tenido que someterse a pruebas selectivas, al menos tan duras como son las oposiciones.

      Por supuesto que también critico a la Administración cuando permite que interinpos pasen tanto tiempo en esta situación.

  3. Cierto es que es una injusticia que alguien se prepare una oposición tanto tiempo y luego la administración en cuestión saque un libro propio de preguntas.

    Hay ocasiones en que es peor porque en vez de publicarse un libro propio solo los interinos y allegados saben que el temario se coge el de la editorial X y su libro de preguntas.

    Aun asi también creo que es justo citar que tras un examen de preguntas test que puedes memoirzar de un libro como es el caso casi siempre (sino siempre según creo) hay un examen de temario en el que te tienes que saber y desarrollar varios de los temas generales y específicos.

    1. @failurez,
      En efecto, tras el examen de temas generales está el específico, pero los temas que en ellos se trata son los que el opositor debe conocer ya que se supone que es un profesional en la materia. Por eso muchos opositores temen más alexamen de temas generales.

      Y lo que se pretende con la publicación de los test es garantizar que «los de dentro» sacarán la nota máxima aunque también la saquen los de fuera. De esta forma se pretende que todos puedan pasar a la fase de baremación con una puntuación similar, y es en esta fase donde «los de dentro» tienen más ventajas.

      Pero quiero recalcar que mi texto no pretende ir en contra de los interinos, que con frecuencia sufren la desidia de la Administración, ya que por no celebrar oposiciones con la frecuencia que debieran los mantiene durante años en una situación laboral inestable. No obstante, debemos reconocer que «los de fuera» también tienen derecho a presentarse a unas oposiciones en igualdad de condiciones.

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