Hipogonadismo Administrativo

Hace dos semanas presenté mi dimisión de un cargo para el que fui nombrado hace 9 meses. No diré de qué cargo se trata porque prefiero seguir en el anonimato, además, para lo que os voy a contar eso es lo de menos.

El caso es que cuando me nombraron, yo puse mis condiciones. No eran condiciones personales relacionadas con la categoría o el sueldo, sino condiciones específicas sobre el  trabajo que debía realizar, es decir: metodología de trabajo, implicación de la dirección en la toma de decisiones, aprobación de políticas, colaboración de otros responsables directamente afectados… Mi intención no era otra que realizar un trabajo bien hecho desde el principio, sentando las bases de lo que había que hacer.

Quise ser muy claro porque sé como funciona el Ente para el que trabajo y sé que siempre se antepone lo urgente a lo importante. Por eso aclaré que había que dedicar el mayor esfuerzo a lo importante aunque, por supuesto, también atendería cualquier circunstancia urgente relacionada con mi trabajo que pudiera surgir.

En mi reunión con la Dirección, previamente al nombramiento, expuse dichas condiciones y no tuve que insistir mucho para obtener su beneplácito.

Con ilusión por tratarse de un nuevo reto en mi vida laboral y con la seguridad de tener el respaldo de la dirección me puse a trabajar en mis nuevas responsabilidades.

Comencé entrevistándome con responsables de otros departamentos del organismo con los cuales tenía que realizar determinadas labores conjuntas: con la Asesoría Jurídica, con el Servicio de Organización, con el Departamento de Personal, con el Servicio de Informática, con el Servicio de Archivos… y muchos otros.

También redacté una Política que debía regir el camino a seguir por la Institución en la importante materia que se me había encomendado. Asimismo preparé un pliego de prescripciones técnicas para la contratación de determinados servicios que nos permitirían poner en marcha los principales proyectos relacionados con las nuevas tareas.

Organicé unas charlas para dar a conocer a todos los responsables en qué consistía el nuevo cargo y de qué manera ellos tenían colaborar.

Y aunque está feo que yo lo diga, todo esto lo hice en un tiempo auténticamente record para tratarse de una Administración Pública.

Pero llegó un momento en que me encontré con las manos atadas. Las políticas que redacté no se consensuaron y mucho menos se aprobaron. El concurso para contratar determinados servicios no se impulsaba, la colaboración de otros responsables de Unidades Administrativas no se materializaba, las charlas de concienciación no dieron el resultado esperado…

El tiempo pasaba y ninguno de los que tenían que decidir sobre aquellas tareas que me tenían bloqueado cumplía con su parte, a pesar de que cuando me dieron el cargo se comprometieron a que todo se haría conforme a mis dictados.

Hice otras propuestas que ayudaran a impulsar los trabajos que estaban bloqueados, como incluir en la RPT de los funcionarios afectados las tareas que tenían que realizar y que a mí me tenían parado. Pero todo fue en balde.

Entonces tomé una decisión: dimitir. Bueno, en realidad no se trataba de dimitir porque considero que eso sólo hay que hacerlo por dos razones: porque uno no se siente capaz de realizar las tareas encomendadas, o porque se han cometido errores graves en el ejercicio del cargo. Y ninguna de las dos circunstancias concurría en este caso.

Así que en lugar de dimitir, lo que pensé fue en poner a disposición de la Dirección el cargo que me habían dado en tanto no se dieran las circunstancias adecuadas -tantas veces habladas- para realizar las tareas con un mínimo de garantías (creo que la diferencia es importante), y que el director decidiera sobre mi continuidad o no ocupando dicho cargo.

Me di un plazo para presentar el escrito e informé a la Dirección de mi decisión, pensando que de esta manera mis intenciones podrían servir de revulsivo y los responsables políticos y laborales se pusieran las pilas e impulsaran todo lo que estaba parado. Pero transcurrió el plazo que establecí y nadie movió un dedo, así que sin dudarlo presenté en el Registro General el escrito en que ponía mi cargo a disposición de la Dirección.

Pasaron dos semanas y sólo obtuve el silencio como respuesta. Entonces me dirigí al asalto al despacho del Director y le pregunté qué pensaba hacer. Y entonces me respondió algo que me dejó perplejo.

—Querido Louis, no sé qué vamos a hacer porque es la primera vez que se produce un caso como este—.

Le pedí que me aclarara lo que quería decir, y continuó.

—Es la primera vez que alguien dimite de un cargo, y por lo tanto no sé qué es lo más adecuado dadas las circunstancias—.

Yo le contesté con otra pregunta:

—¿Jamás nadie ha puesto su cargo a disposición de la Dirección por no cumplir con sus responsabilidades, ya sea porque no puede, no sabe, no quiere o no le dejan (como es el caso)?—.

—En efecto, aquí jamás nadie ha dimitido— contestó el Director.

—¿Quiere decir que todos los cargos de responsabilidad están ocupados por personas cualificadas que cumplen eficazmente con sus cometidos?— Inquirí no sin cierta sorna.

—Nada más lejos de la realidad— contestó el Director —muchos de ellos no cumplen ni siquiera mínimamente con sus obligaciones, pero no renuncian a su puesto porque perderían el complemento económico. Por eso es tan excepcional la situación que tú has provocado—.

Y entonces me marché pensando que una buena parte de los puestos de responsabilidad de la Administración en la que trabajo está ocupada por personas que sufren de Hipogonadismo Administrativo, que es un síndrome propio de los empleados públicos que se caracteriza por no tener los suficientes cojones para abandonar un cargo público a pesar de que el departamento del cual es responsable principal no funcione como es debido.

18 comentarios en «Hipogonadismo Administrativo»

  1. Igual que otras ocasiones he cuestionado la forma tan «expeditiva» de enfrentar ciertos asuntos, en éste caso no me queda otra que darte mi sincera enhorabuena por tu decisión.

    No comentas en qué situación has quedado delante del resto de la organización, como el tío raro que quería poner todo patas arriba o como el valiente que quiso arreglar todo y no pudo. En cualquier caso, la (gran) ventaja del empleado público es que no vas a ir a la calle por caer en desgracia ante la dirección. (¿des?)afortunadamente éste hecho se produce tanto con los buenos como con los malos.

    1. @Emilio R,
      Hace mucho tiempo que en mi organización soy «el tipo raro» que no está de acuerdo con nada de lo que aquí se hace.

      De hecho fui Jefe de Servicio durante más de ocho años y fue entonces cuando comencé a «caer en desgracia» por mi particular forma de hacer las cosas (en realidad la única particularidad de mi forma de trabajar es el trabajo bien hecho sin injerencias políticas ni intereses particulares). A persar de todo conseguí realizar importantes cambios hasta que por fin decidieron prescindir de mí.

      Pensé que mi carrera profesional se había acabado y que ya nunca volverían a contar conmigo para un puesto de responsabilidad, pero antes de los 3 años me nombraron para el nuevo cargo. Pensaron en mí precisamente por que para el puesto se requerían algunas de las características de mi forma de ser que me convierten en un bicho raro, es decir, meticuloso, documentador, formal, academicista… Y yo acepté pero poniendo algunas condiciones (citadas en el texto inicial).

      Entonces fijaos en la contradicción: optan por mí porque soy muy formal en el trabajo, pero luego me piden que trabaje de la forma en que se trabaja en el Ente, es decir, a salto de mata (por no decir en plan chapucero), resolviendo lo urgente pero olvidando lo imoportante Y como no paso por el aro decidio dimitir.

      Pero no os preocupéis porque la historia continuará. Tras transcurrir dos semanas desde que me entrevisté con el director, he recibido un mensaje por email en el que me convoca a una reunión para hablar de la Política que presenté y del Concurso que mencioné arriba del todo. ¡A ver que pasa!.

      Llevas razón en eso de que soy un privilegiado porque sé que no voy a ir a la calle.

  2. Louis,

    muchas gracias por demostrar a la gente, y en especial a algunos funcionarios con los que yo también trabajo, que todavía hay personas que ponemos pasión en lo que hacemos como modo de vida (la nomina para la hipoteca es importante aunque no lo primero), y que siempre nos motiva los retos, el dar solución a problemas que creemos tiene solución (aunque otros piensen que nada puede cambiar), a reinventar una y otra vez lo ya establecido, en fin sentir la pasión que es, y siempre a mi modo de ver, lo que nos mueve.

    1. @José Antonio Carchenilla,

      No pensé que mi post fuera a recibir comentarios de apoyo y solidaridad,los cuales agradezco profundamente. Pero no creo que mi actuación sea digna de elogio, se trata simplemente de un acto de coherencia como la que se refiere drjordan («COHERENCIA ADMINISTRATIVA», bonito título para otro post). Y es que la pérdida económica que voy a padecer no hará temblar mi escueta economía, de hecho simplemente volveré a mi sueldo de hace 9 meses, al cual ya estaba acostumbrado.

      Si del dinero que voy a dejr de ganar dependiera el pago de la hipoteca o alguna otra cosa importante, entonces puede que no hubiera puesto mi cargo a disposición de la dirección.

      Porque en mi casa, sede de una familia numerosa, aunque sólo entran los ingresos de mi trabajo en la Administración -eso sí, complementados con el escaso sueldo del pluriempleo como profesor universitario asociado- hace algunos años que terminamos de pagar la hipoteca. Si no fuera así, probablemente «otro gallo hubiera cantado».

      Lo que en realidad me preocupa de la decisión que he tomado no son las consecuencias económicas que conlleva, sino las profesionales. Es decir, en las aproximadamente 20 años de vida laboral que me quedan por delante, difícilmente ningún equipo de gobierno volverá a contar conmigo para algún cargo de responsabilidad. Porque me he convertido en una «mosca cojonera».

      En cualquier caso, muchas gracias a todos.

      1. @Crandell,

        eso que tú te crees que te van a dejar de lado, ya que como bien estamos comentando una y otra vez, «ALGO ESTÁ CAMBIANDO», y los que aquí te hemos aplaudido (unos dejándote el mensaje y otros aplaudiendo delante de su PC) somos muchos y cada vez más, y en la historia por presión de los de abajo se ha cambiado muchas casos e incluso han caído imperios, por que ahora y en el momento que estamos no lo vamos hacer?

        Animo.

        1. @José Antonio Carchenilla,

          Es verdad lo que dices, y como ejemplo paradigmático podemos poner a Espartaco, pero… ¿cómo acabó el famoso esclavo de Esparta?.

          Espero no tener que llegar demasiado lejos en este asunto porque… yo no tengo vocación de martir.

  3. Pero ¿tú sabes la que has liado?

    Se formará comisiones inter-ministeriales e inter-autonómicas para poner en común criterios y normativa básica. La Comisión Nacional de la Función Pública se reunirá ex-profeso y creará una comisión de trabajo especializada con apoyo de una consultora externa. El MAP creará un Subdirección General de Puestas a Disposición. Algunas Comunidades Autónomas modificarán la estructura de su Gobierno para reaccionar ante la crisis…

    Una decisión así constará en los anales de todas las administraciones públicas como «EL PRECEDENTE» y numerosos estudiosos dedicarán sesudas reflexiones al tema. Constará como la primera aplicación del Estatuto Básico del Empleo Público en sus apartados referidos a la evaluación del desempeño y el trabajo por objetivos.

    Pero sobre todo, por dios bendito, ¡mantennos al tanto! que vivimos sin vivir en nosotros.

  4. No puedo creerlo! parecéis nuevos COJONES!!!!
    Por que el poder judicial está como está? (operativamente hablando)
    Por qué no se impulsa la administración electrónica?
    Por qué hay un 33% de la población activa en extremadura viviendo de la Administración?
    Por qué no se reutilizan la inversiones inter-ministerios? inter-comunidades? inter-diputaciones? inter-ayuntamientos?

    Porque se está muy bien viviendo de la sopa boba. Si queremos levantar el pais de la crisis hay que poner a currar a TODO el pais. Llevo muchos años trabajando para y en la administración y cuantos Crandell hay? Un 1%, un 0,5%… ni siquiera Pareto se cumple en este caso.

    BUENA SUERTE AMIGO LA VAS A NECESITAR!

  5. Permítanme el artevimiento: C2C, o lo que es lo mismo, Con dos Cojones!…

    Me vienen a la cabeza conceptos que imagino habrán pasado por tu cabeza, frustración, resignación, desmotivación. Antes esto, lo mejor es coger el toro por los cuernos ya sea en el entorno laboral o en el personal.

    Saludos!

  6. Apreciados Amedeo, carlos y drjordan

    Agradezco muchísimo vuestras palabras que apoyan mi decisión, y es que lo que he contad no es una «licencia artuclística», sino la auténtica realidad. Y como podréis imaginar no ha sido fácil para mí.

    De todas formas, la Dirección aun no ha tomado ninguna decisión. En la reunión que sostuve con él y con otro responsable, cuando me dijeron que no sabían que hacer en este caso les hice 3 sugerencias: (1) quitarme el cargo y dárselo a otro, (2) amortizar el cargo o (3) cumplir con los compromisos iniciales y en ese caso yo continuaría. Y quee todo esto podría hacer fácilemnte a base de Decretazos. Además, añadí con acritud una cuarta posibilidad, y es que todo siguiera igual porque en el fondo nunca pasa nada.

    No sé qué ocurrirá, pero si optan por quitarme el cargo, todavía estaré varios meses cobrando como responsable ya que el Direcctor deberá hacer un informe sobre la conveniencia de quitarme el cargo, el cual servirá para preparar un Decreto que probablemente firmará el Presidente. Y en estos 3 pasos pueden tarder como mínimo 5 meses. O más todavía si ha de ir a Pleno.

    Por otra parte, me pregunto qué informe hará el Director, ya que si es sincero debería explicar que yo puse el cargo a su disposición ya que él, entre otros responsables, no ha cumplido convenientemente con su trabajo.

  7. Hoy me han felicitado por mi coherencia… es la primera vez que alguien me adula con uno de los valores que pretendo que rijan mi vida y que, por desgracia, tanto trabajo cuesta conseguir (sobre todo en la Administración)… confieso que incluso me ha emocionado.
    Pero vamos, Luis, lo tuyo no solo es COHERENCIA con mayúsculas, lo tuyo es hipergonadismo; no viene en el diccionario, pero si hipogonadismo es falta de cojones, lo tuyo es tenerlos enormes… como se dice por aquí, al Sur del Sur de Islandia: ¡¡olé tus güevos!!

  8. No servirá de mucho, pero manifiesto mi solidariedad con la decisión tomada. En todo caso, espero que la decisión tomada no afecte a la continuidad de este blog.
    Saludos,
    Amedeo Maturo

Los comentarios están cerrados