Fumar ¿libertad o condena?

Desde que ha empezado el nuevo año y ha entrado en vigor la nueva ley anti-tabaco la atención de los medios no dejan de poner entre sus contenidos reportajes sobre ciudadanos cabreados, hosteleros en insumisión y la bajada en las ventas en el sector de la hostelería.

Son contenidos que recogen a fumadores empedernidos acurrucados en la puerta de los bares o alrededor de estufas de terraza (que por cierto vaya negocio que han hecho, a estos se les ha acabado la crisis). Pero también han sido y son protagonistas los que la nueva situación los ha empujado a una situación violenta.

Y aún falta que os hable de la campaña de la derecha mediática (intereconomías y demás) en la que rebelarse contra la prohibición y la llamada a la insumisión desde sus mesas de debate es constante. Y es que se trata de defender una libertad fundamental. La de fumar dónde a uno le de la gana sin tener en cuenta a los que tiene alrededor.

Yo soy fumador y no de los de uno o dos cigarros al día precisamente. Pero ya desde hace años cuando tengo que tomar un transporte público no fumo. Desde hace unos años tuvimos que dejar de fumar en el puesto de trabajo. Y tengo que reconocer que es algo que tengo que agradecer, porque la mitad de los cigarros que uno fuma es por inercia y porque lo pide la nicotina.

Por eso, no acabo de entender o mejor dicho creer a quienes dicen que va a ser la ruina de la hostelería. O que una persona deje de tomarse el café en un bar porque ya no se puede fumar. Desde luego estas personas no le darán nunca ingresos al turismo canario y mucho menos si hablamos de destinos más lejanos.

Y si estas personas son tan esclavas que no pueden pasar media hora sin fumarse un cigarro, bienvenida sea la nueva ley. Porque realmente les ayudará a conseguir la libertad de poder escoger sobre las «obligaciones» de un vicio.

No es libertad algo que obliga a no respetar a los que se tiene alrededor. Libertad es poder decir aquí no se puede fumar, pues no fumo. El resto, aunque lo vistan de libertad, sólo es una condena.