El desarrollo de una ciudad está muy ligado a las infraestructuras que posee. La capacidad de comunicarse con su entorno facilitará más o menos su desarrollo económico, tanto para empresas que quieran producir en ese territorio, como para las personas que quieran tener una vivienda en un sitio que les permita trasladarse para trabajar dónde consideren oportuno.
También son importantes las insfraestructuras que afectan a la distribución comercial de la ciudad, si hay zonas verdes y espacios de relación ciudadana, si los diferentes barrios de la ciudad están bien comunicados entre sí, incluso el tipo de mobiliario urbano acaba afectando al propio desarrollo urbano.
Según el artículo de Sarah Goodyear «Resilience Is About Relationships, Not Just Infrastructure«, publicado en The Atlantic Cities, aquellas ciudades que tienen unas redes sociales mejor consolidadas, aquellas que tienen su estructura enfocada a facilitar las relaciones entre vecinos y organizaciones tienen una capacidad mejor de hacer frente a cualquier tipo de desastre. Y esta mejor capacidad se debe precisamente al soporte que se proporcionan entre sí la propia ciudadanía.
En el artículo se habla de la ola de calor que afectó Chicago en 1995 causando 735 muertos. Afectó principalmente barrios con pocos recursos. Pero observaron diferencias importantes. En dos barrios muy similares demográficamente se produjeron ratios de mortalidad muy diferentes. En uno se llegó al 33 por cada 100.000, mientras que en el de al lado y muy similar sólo tuvieron a 3 por cada 100.000 habitantes. La diferencia clave es que en uno se había abandonado la comunidad, se habían cerrado comercios y abandonado espacios debido a la pérdida de población, mientras que el otro había mantenido una comunidad viva en la que los vecinos se conocían y participaban activamente en la vida del barrio.
El tejido asociativo es muy importante, cuidar del pequeño comercio facilita que los vecinos se conozcan más entre sí y que se dispongan de espacios para favorecer el entramado ciudadano hará que se consigan comunidades más fuertes para poder afrontar cualquier tipo de situación.
Y es precisamente en situaciones de crisis como la que tenemos encima la que provoca que aumente la solidaridad y el voluntariado. No hay que olvidar la importancia de tener una base que pueda ser resiliente a determinadas situaciones. Hay que pensar las infraestructuras de las ciudades en base a como podrán facilitar y aumentar el capital social de la comunidad. Teniendo este punto de vista en el objetivo se podrán afrontar de mejor manera todo tipo de situaciones.