Artículo publicado originalmente en Sesión de Control
El nivel de adopción de redes sociales en España le ha dado a este país el quinto lugar en el último estudio publicado por Pew Reseach. Según este estudio, el 49% de los internautas españoles está registrado en alguna red social. Teniendo en cuenta estos datos y también bajo la influencia del efecto moda, las administraciones públicas se han lanzado a utilizar las redes sociales en su relación con la ciudadanía.
La principal función que tienen estos nuevos espacios es la de favorecer el intercambio de información y promover la colaboración ciudadana. Un informe de Gartner de 2008 ya predecía que esta adopción tendría otros efectos como la difusión de los límites de los departamentos, favoreciendo el trabajo transversal.
Un par de claros ejemplos lo tenemos en la XIP (Xarxa d’Innovació Pública) o el PIP (Plan de Innovación Pública). Pero, sobre todo, incidía en la posibilidad que empezaran a sustituirse determinados servicios por el uso de redes sociales. En San Francisco, desde 2009, ya utilizan Twitter para dar una atención continuada a la ciudanía, o en Barcelona, desde 2011.
Otra manera de hacer política
En política también se han empezado a utilizar de manera intensiva. Tanto por parte de los usuarios como de los propios políticos. Tener un perfil en Facebook o en Twitter empieza a ser una pieza necesaria para componer a un político moderno. El uso que se hace de estos espacios es muy variado y tenemos ejemplos de todo tipo. Desde el servicio de tener presencia digital, a ser un mero canal distribuidor de información. Y, por supuesto, a verdaderos activistas.
¿Asistiremos a procesos similares de transformación como en la administración pública? ¿Veremos como cambia la rutina parlamentaria a consecuencia del uso de redes sociales? Estas y otras preguntas podemos ponerlas encima de la mesa y ver cómo serían de acordes con nuevos tipos de propuestas políticas ciudadanas.
De momento, dentro del arco parlamentario el uso de las redes sociales está bastante dirigido a los de su propio partido. No hay un cambio en la manera de hacer políticas, la reglamentación parlamentaria hace que primen más los acuerdos de pasillo que la actividad desarrollada fuera de ellos. Tendremos que esperar para ver si el uso de redes sociales acaba aportando otra manera de hacer más acorde a los tiempos que vivimos.